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brujita

Mundos de luces y sombras II

Mundos de luces y sombras II Era un alma errante, vagaba libre por los mundos en busca de un lugar ideal, había habitado ya en dos, tuvo que elegir entre uno u otro, mundos de luces y sombras, demasiado distintos pero muy iguales al fin. No quiso quedarse en ninguno de ellos, cogió su hatillo y volvió a viajar de aquí para allá, en busca de un lugar que le convenciera, en busca de nuevas sensaciones y situaciones, dejando el pasado atrás, quedando de él solo lo bueno y enterrando lo malo.

Recalo en un tercer mundo, nada tenía que ver con los dos anteriores, en nada se parecía a ninguno de ellos, aunque tenía ingredientes de los dos, mezclados y alternados, pero distinto en su percepción.

Era un lugar cálido, donde a veces una ráfaga de aire helado demostraba que no todo era como parecía ser. Un sitio tranquilo que a veces se llenaba de ruido y movimiento, para enseñar que las cosas no eran como parecían ser. Colores pálidos, suaves, tenues que de vez en cuando se ensombrecían y oscurecían para demostrar que nada era igual. Acordes dulces y melodiosos que se transformaban en música patética y atronadora casi esperpéntica. Dulces olores que daban paso a otros desagradables, aguas trasparentes, limpias con alegre murmullo que se podían convertir en sucias y contaminadas, todo ello dando la visión de que las cosas cambian, los lugares no son como se nos presentan, pueden y deben variar, nada es inamovible y todo es cambiante.

En medio de este mundo se levantaba un gran palacio, su parte frontal se situaba sobre un arco iris de cálidos colores, era de un cristal transparente que reflejaba los más hermosos sueños y las más dulces libertades. La parte trasera del mismo se deslizaba hacia una ciénaga, construido con toscas murallas de sombríos grises, era el lugar donde las libertades eran acotadas y los sueños destruidos.

El alma errante se dio cuenta de que aquel era tal vez el más verdadero de todos los mundos que había conocido, demostraba que los mundos de colores y sombras no son tales por si solos sino que se unen y confunden la mayoría de las veces que crean uno solo y que solo dependía de ella, de su estado de ánimo y su manera de percibir las cosas que se le mostrara de una forma o de otra, que le enseñara unos colores, olores y sensaciones y todas las contrarias. No era que existieran dos mundos opuestos y se tuviera que elegir entre uno u otro, solo había uno y solo había que decidir la forma de verlo, sentirlo y vivirlo y eso solo dependía de cada uno y de sus circunstancias.

La pequeña alma decidió que por el momento aquel era el mejor lugar donde podía quedarse una larga temporada, nunca pensaba que para siempre, era demasiado inquieta y sus ansias d libertad, de volar y aprender demasiado grandes y sabía que tarde o temprano la llevaría a conocer otros mundos, tal vez no tan reales o tal vez más.

1 comentario

Eingel -

Vale... hizo bien en ir a otro mundo... y por fin ha comprendido que su mundo es suyo, no tiene por que ser ideal, y no lo será. Todos tenemos nuestros dias... yo hoy por fin lo he tenido menos malo. Y aquí sigo, estoy vivo. Un beso