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brujita

Mundos de luces y sombras

Era joven con espíritu y alma libre, errante por un universo en busca de un mundo donde echar raíces. Había encontrado dos y en los dos había habitado una temporada, ahora era el momento de elegir ¿con cual de los dos mundos se quedaba? No era fácil, pues a pesar de ser dos mundos completamente antagónicos a veces uno tomaba la apariencia del otro y eso le confundía.

El primer mundo donde se quedó una buena temporada, era un mundo de luces cálidas y acogedoras, donde los amarillos se mezclaban con los ocres del otoño
naciente, con pinceladas de marrones suaves. Murmullo de hojas que se movían lenta y suavemente al compás de la suave brisa, rumor de aguas cristalinas cayendo en dulce cascada sobre el apacible lago transparente y puro. Olores de primavera en forma de dulce Azahar. Suave melodía de guitarras que dulcemente invadían el alma con sus delicados acordes. Nubes de algodón, en un cielo sereno como su alma, entre las cuales veía como se alzaba la punta más alta del Palacio de Cristal, apoyado sobre un arco iris de suaves colores, y donde dormían los más bellos sueños, aquellos de los que nunca quisieras despertar. Se respetaban las libertades individuales y las ansias de volar, se compartía y no se imponía, se escuchaba y opinaba. Era un pequeño paraíso, un remanso de paz en medio de un Universo en constante evolución y ebullición. Todo ello protegido por una suave a la par que irrompible cúpula de cristal, transparente como su alma.

El segundo mundo, donde se quedó un corto espacio de tiempo, era un mundo de sombras y oscuridad, un mundo hostil y poco acogedor, donde soplaban fuertes vientos huracanados y las aguas bajaban sucias y contaminadas. La música era atronadora, arrancada a gemidos de un viejo órgano. Negras nubes impedían ver la horrible fortaleza de grises piedras, donde se encerraban los sueños, las libertades individuales y las ansias de volar, edificado sobre una ciénaga, era una visión escalofriante que helaba la sangre y paralizaba los sentidos. Lobos con pieles de cordero acechaban a sus víctimas. Era un mundo gobernado por la tiranía de unas únicas ideas, donde no se daba cabida a libertades individuales, donde se imponía y no se compartía, donde solo era valida una única opinión. Protegido por altas y toscas murallas que no dejaban pasar la luz, donde las libertades eran acotadas y la trasparencia desconocida.

Ahora tocaba elegir, ya no podía vagar más entre ambos y aunque así contado parece una fácil decisión no lo era, pues ambos mundos a veces se confundían y engañaban. Abandonó al primero cuando tomo la apariencia tosca del segundo, cuando todo empezó a ser gris y oscuro. Conoció al segundo bajo la transparente presencia del primero, lleno de luz y calor, bajo un manto de libertades que no eran tales.

Ahora no podía dudar más... ¿qué mundo elegirá? Sólo el alma errante nos lo dirá.

Un beso...

3 comentarios

alejandra -

una amiga m a tomao el pelo despues de muxos años de amistad esa persona era mi amiga pero desde que va al instituto pasa de mi cmo si yo fuera una mierda el caso esq las amigas no sirven para nada si luego no t hacen caso i pasan de ti

Eintel -

y a ver cuando me aplico yo mismo el cuento, no?

Eingel -

No, no es fácil elegir... en teoría, cuando un mundo se vuelve gris, tormentoso, es hora de dejarlo y viajar a otro... el universo está lleno de estrellas, casi cada estrella tiene su planetita... alguno habrá que pueda llamar su hogar... al menos durante un tiempo. Un beso (*)